sábado, 18 de agosto de 2007

Simple eternidad

Hermosa mujer de cómplice huida.
Sensible, incondicional.
Compañera que abriga,
con todo su caudal,
mis recuerdo, mis comienzos,
mis brazos quebrados de desaciertos.
Nuestras ebrias alegrías
de aventuras compartidas.
Tus cambios, los míos
solo alimentaron los ríos,
dándole fuerza en su andar,
en busca del más puro mar.
De paz sincera y mirada tranquila,
de vino y charla, y nuestras almas
siempre se abrazan con calma.
Agradecida de ir a tu mano en esta vida
Mi mágica, fiel y eterna amiga…

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