viernes, 31 de agosto de 2007

Los dichos y lo no dicho...entredichos.

Oíd mortales el grito sagrado
-: A este le han robado!
Se amanece más temprano,
si al ruidoso de tu hermano
le gusta madrugar.
En boca cerrada,
no nace nada
y, si, entran moscas.
En casa de herrero
hay mucho trabajo,
de rejas que nos defiendan
de nosotros mismos
y nuestros cuchillos de palo.
Al que madruga
lo contacto con mi hermano!
Por mas que la vistan de seda,
es linda asi de fea, salvaje y libre.
Que mona queda!
Siempre que se cierra una puerta,
entra el viento a volarte los papeles
por la ventana.
Cuando hay hambre,
hay creación, revolución
y el pan se hace duro de maduro.
Siéntate en la vereda de tu casa a esperar,
como te baldea la vecina, gastando el agua
y manchando tu pantalón,
mientras del callejón, salio un chabón,
te sorprendió en la yugular,
para llevarse tu celular
y veras pasar a tu enemigo
desde tu incomunicado cadáver.
Sin darte cuenta de los cincuenta,
que el chorro aplica a tu cuenta.
Así que buenos amigos
Abran la boca, sin sordos oídos,
que no entran moscas
si hay un sentido.
Que No hay palabras necias
si siguen vivos.
Que del dicho al hecho,
nunca hay nada hecho.
Mejor que prometer es realizar,
se la pasaron haciendo que decian.
Frases hechas para ser deshechas,
descomponiendo creencias estrechas.
Y si a medianoche, por la radio, lo cantas.
De dia apenas si te acordas.
Inutil libertad si se viste de quietud.
Al gran pueblo argentino salud”

jueves, 30 de agosto de 2007

Vuelta marchita

Te me llevaste el amor,
mientras dormía.
Sobre un seco laurel
de beso hueco, se vacía
mi siesta en tu blanco mantel.

Interrumpiste la espera
y le pusiste otros ojos,
a mis cartas en remojo,
de papel malle, en tu vereda.

La siesta de mi viaje
no encontró tu atardecer,
al despertar, y volver,
de beso, en flor, en mi equipaje.

Mi viaje cruzo ese mar,
de lágrimas y, al llegar,
tu ventana, ya cerrada.
Y fuera, sola, mi almohada .

Durmiendo al pie del olvido,
mi lejanía en tu castigo,
que parte mi beso en huida,
me arrodillo, escondida.

Dejando mi almohada en tu puerta,
me marcho, sin sueño ni siesta,
por la calle que trae fiesta,
pateando una lágrima muerta.

Y ante el regreso, mi mar vacío
de tu mediodía sombrío,
se ahogó en tu puerta, mi flor.
Te me llevaste el amor.

miércoles, 29 de agosto de 2007

El grillo y ella

Mareado en tus ojos, navego en mi balsa
de abrazos, pedazos, de piezas
que rompen cabezas, mi pasado,
remendado, te hilvana un trapito
amigo del piso, se sonrie un gusanito
en el pasto de tu verde ilusión
y un vivo corazón,
dibujado en la pared, late mi mundo
redondo y sin fondo
blanco, desde la copa, el cristal
de tu mano, índice de mi piel
suavecita, la osita de peluches duerme
en infancia de ventana azul
y el viento sopla mis velas,
encendiendo el farol amarillo.
Y aquel coronado grillo y su melodía
de membrillo untada a mi pan
fresco, sobre el mural pintado,
tu paisaje, renacimiento
de claroscuro clásico, suena
escondido, tu grillo en mis oídos
perforados, con perlas
en ostras profundas de mar
rompiente, en olas y espuma,
diluyendo en mí, orilla
de arena, el castillo.
Salvaje en altamar, mi fortaleza,
de palitas y granos de arena,
es un puñado ante tu marea
roja, la frutilla se vuelve racimo
en las uvas de mi copa de vino.
Vacía ya, la noche y la botella,
ven pasar una estrella,
de coronita amarilla, mientras
las letras sobre la mesa,
rayan suspiros de estribillo,
vuelve, con su luz, el grillo
a cantarle a su noche princesa.

martes, 28 de agosto de 2007

Dale, andá...

Cierra un poco mas los ojos,
para verlo mejor.
El tacto y el sabor.
La intuición y su olor,
te llevaran donde gritas ir.
Cambia ya, de una vez,
que estas perdiendo tiempo,
o no lo ves.
Con esos ojos tan abiertos
probablemente no.
Sácate del miedo y vestí un sombrero.
Rodéate de aquellos amores sinceros,
floreciendo tu sendero.
Dale! cierra más los ojos
y déjate fluir.
Que la vida no te enseña,
te va aprendiendo en azar.
No alargues tu despertar.
Si surge en la noche, dueña
de tu sueño, échate a andar.
Con los sentidos despiertos,
los ojos dormidos.
El calor de todo amor puro
nunca te ofrecerá un muro.
“Y aquel que deje de besarte,
cuanto podrá importarte”
Cierra los ojos, ya, sin más.
Y Salí a amar, creer y perseguir aquello que buscás.
Dale, andá...!

Tu abrigo

Que lindo el olor de tu piel, mi panqueque de miel
tostado, al costado de mi humilde sol.
Quiero compartirte mi deseo, jugando al cuarto oscuro,
con total libertad, sin muros.
Y una roja flor en el ojal,
tradicional o inusual, aburrida o coqueta,
navegando por la maqueta
de mi sistema solar, una cometa estelar
que se acurruca en tu nuca.
Tu olor dando a mi abrazar un humano respirar.
Te devuelvo un despertar de adios, timido y despeinado
en café y galletitas, y me voy alejando,
en el camino, saboreando
el desayuno, ese café, ratos de miel
y la bondad de tu piel.
En la calle, abrigada,
llevo el día y la tarde al hombro.
Por delante, un escombro
se hace amigo y sabe porque sonrío.
Cómplice, inanimado entre gente muda, sonrojado
y mi pasión, desde el ojal, lo saluda en un buen día,
parándome ante la vía,
mientras cruza un tren de sal.
Se diluye en mi, su pila,
su motor en tu vitral,
con haces de luz, titila
en mi rojo paladar.
Reflejándome tu piel
en la vereda, mi boca,
donde bese, mi huella convoca,
y desprende a su paso, el sencillo y perpetuo
cuello de tu miel.

Pasando, el sol, se fue en coche
y un avion, con el envion, trajo la noche.
Siento frió y, al punto de quebrarme,
vuelvo, como extraña pidiendo, a hospedarme
en tu bondad y la bufanda tibia de tu piel.

jueves, 23 de agosto de 2007

Naranja y Violeta

Naranja esa nena, manchada de sonrisa,
contagia a mi violeta actualidad.
La mezcle conmigo, sin peine y sin misa.
Y desde mis ojos, las dos, jugaron en la ciudad.
Todos van, vienen o vuelven. Y vuelven a ir
disfrutando la bondad de un día,
buscando un destino, un carril, una vía.
Mientras la vida nos deja un beso continuado,
al pasar, envuelve en su papiro fugaz,
nuestra huella tinta. Y sigue su camino.
Del imaginario de mi armario, de recuerdos
turquesas y bufandas verdes,
saque la picara mirada del arco iris
y el ojo de la cámara, ante el barrio y la gente,
que me comparte su andar con inquietud o pesar.
El cafetero no quiere que se le enfríe el café,
paso rápido en mi lente, semáforo en verde, y se fue.
El remisero, compadre, cuenta historias de noche y madre.
Aquel viejo de ojos frescos, hidalgos y varoniles,
regala al obturador una esquina y sus mejores perfiles.
Los pibes del flete, entre peleas y abrazos amigos,
pusieron cara de foto, con pose de distraídos.
Otros, atados al poste, dejaron de ladrar
y entre hocicos leales, se dejaron acariciar.
Rastros y restos urbanos, vertiginosa, desmemoriada
ciudad de mis ganas, coloreada.
La orgullosa costurera
hilvana su pose moderna, con hilo tradicional
y puntada inevitable de extranjera.
Aquellos ojos pequeños, con gorrito de lana,
me reconocieron y, en silencio cómplice,
de igual a igual, me pedían prestado el juguete.
Nuestra eterna niñez fugaz se distrae
y perece andando por los años, dejando,
ante la lente, su huella fantasma, su paso.
Y al punto de partida, sin volver el tiempo atrás,
mi paseo redondo se vuelve imágenes, resistencia
que eterniza, irreversiblemente, la esperanza.
Otros tantos se escondieron, guardados en su rutina,
caminando sin mirar a donde irán a parar.
A ningún lado, sin motivos, con ganas encendidas.
Refréscate de colores, salí a pasear con esta vida.
Compartí dudas y sueños, invertí un rato en jugar.
No te quedes inerte y dormido,
que tu alimento es tu recorrido.
Deja una impronta feliz de tu viaje circular.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Teatro Circular


Todo gira, viene, va y vuelve.
Inspiración, deseo insaciable,
furia, decepción, un gesto amable,
un instante eterno, un cuelgue.
Cada novedad trae consigo la pregunta.
Alcanzar el elixir que, tímidamente,
se desvela y se desmonta,
entre la fantasía y la mente.
La realidad ya se queda atrás
del idealismo profundo.

Ya no es más de este mundo
el momento en que abandonas.
Incompleto el sueño y con hambre,
el deseo se derrumba, diluye
entre visiones, hecho un enjambre
de realidad dispar y huye.
Se contenta del recuerdo
y busca otra nueva ilusión.
Cuando la magia ya no es verbo,
triste aquel payaso de fantasía
baja el telón ya, sin su bravía.
Y puedo ver su maquillaje,
el remiendo en su ropaje.
Sensato, ya nada para vender.
Despedida, nada más que ver.
Ya estamos buscando nuevos talentos,
retomando el camino del aliento,
que renueve la intriga y reviva el placer
de imaginar y desconocer.
Perdurar en el instante,
es un deseo efimero y constante.
La magia, como su demostración,
Tiene un principio y un fin.
Aplausos de copetín,
Y se acabo la función.

sábado, 18 de agosto de 2007

EL DIARIO

EL DIARIO (Introducción)
Aclaración: Léase al personaje Poroto Klein con palabras del lenguaje lunfardo y/o definiciones propias que nos serán reconocibles a todos.



Esta Historia comienza, a encontrarse y perderse en sentido, a partir de un robo y un diario íntimo.

Ha sido el ladrón quien comenzó a darle vida, y a penetrar en el alma de aquella mujer, a través de las palabras de su oscuro y cargado diario íntimo. Y fueron las increíbles, inexploradas, misteriosas e inagotables energías humanas que todos poseemos, las que ayudaron a que estos dos personajes se vinculen y, de algún modo, hasta se necesiten sin saberlo para encontrar un sentido en el camino de sus vidas.

Conocí profundamente a Julia cuando, por fin, me puse a leer ese viejo y polvoriento cuaderno archivado en el cajón de mi mesita de luz.

El vetusto y grueso cuaderno encantado perteneciente a aquella luminosa jovencita que paseaba placidamente por los canales de Venecia, seis meses atrás, con su gesto curioso, amigable y sus ganas de llevarse en los ojos cuanta belleza el lugar le podía ofrecer.
Todo comenzó cuando aquel día de primavera yo, pequeño ladronzuelo, había visualizado la próxima victima. Recuerdo su ingenua distracción, inclusive luego de haberse dado cuenta que había sido yo quien le había robado su coqueta y abultada cartera.
Julia solo dejo caer los brazos y, rendida, gritó:- ¡No, por favor deténgase que se van los años de mi vida ahí dentro! Yo, mas ilusionado que arrepentido, corrí muy rápido y me escabullí entre las gentes, atravesando puentes y callecitas angostas, tirando algunas máscaras, con el envión de mi prisa, de los puestitos de vendedores ambulantes que se colocan en las angostas y viejísimas veredas. Corrí hasta que las rodillas perdieron el límite de velocidad que imponía mi cuerpo viejo, hasta perderme de su vista y, finalmente, corrí hacia el vaporetto y, ahí nomás, me colé pa llegar a mi cuartucho alquilado de una de las tantas facheras casas viejas que aun se sostienen enmarcando las historias de aquellas aguas estancadas de la parada de góndolas de Rialto. Me baje del vaporetto y apure nomás el paso a la pensión, deseoso de llegar a mi cuchitril del alma. Subí los tres pisos de la escalera, ansioso y apurado, ya transpiraba del agotamiento y dejaba que mi mano seca se nutriera de mi frente mojada. Esto de andar robando no le venia muy bien a mi cuerpito de años y su falta de fútbol dominguero. Abrí la puerta de madera tallada y derruida de mi humeante hogar monoambiente. Aquel refugio anejo de techo húmedamente infinito, de paredes arrugadas de secretos que sostuvieron las espaldas y los olores de sus inquilinos errantes, me mira desde su única ventanita tuerta que trae su aire y luz desde el espacio que la distancia de otra vieja pared vestida de moho y gris que, indiferente, se pega al fondo del edificio de enfrente. Tiré la cartera al revés sobre la cama y, así, cayó de todo lo que llevan las mujeres adentro, desde el pañuelo hasta el alma. La billetera, unos caramelos de menta, cuatro moneditas, dos boletos de tren, cámara de fotos, teléfono celular, gotitas pa los ojos, una gomita de pelo, tres bolígrafos y un cuaderno con tapa de cuero bordeaux de lomo grande y orillas gastadas, con pinta de viejo y tan arrugado que no le hacia asco a mi cucha. Hice toda baratija a un lado y, rápidamente, abrí la billetera. Encontré entre sus labios de cuero carnoso los besos melosos que ofrece el vil metal, mi boca se hizo agua ante la lucha y, entregado en mi avaricia, comencé a contar. Unos nueve mil trescientos euros, mil doscientos dólares, cincuenta pesos argentinos, y unos quinientos reales eufemios.
-: ¡Plin, caja y la pucha digo! Me saque la grande, el loto y el gordo de navidad!

Saltaba en una pata desde la cama hasta la ventana podrida de mi cuartucho. Me acuerdo de aquel robo porque, primeramente, me hice millonario y salí de mi errante situación económica y mi vida de cuchitrily, segundo, me sorprendió la cantidad de billetes que la mina traía todos achicharrados en una misma billetera. Y, como primer indicio de lo inevitable, encontrar pesos argentinos me acaricio el corazón culpable, porque esa fue la última vez que robe en mi vida. Todo lo que pasó después de eso soltó los demonios y fantasmas de mi alma aletargada y el rumbo de mi vida encontró un norte y un timón.
Yo no era un ladronzuelo por naturaleza, no señor.
Por naturaleza era un vidente y, por ende, un predestinado muerto de hambre. Una cosa me llevó a la otra. Y la fatalidad te hace unas jugarretas en la vida que uno termina donde el bocho nunca se hubiera figurado, es así nomás.
Como decía, yo era vidente. La mala pata de todo esto es que en mis videncias espontáneas siempre pude ver mas fácilmente los acontecimientos malos que los buenos por lo que la gente, espantada, sucediera o no, jamás volvía a visitarme y se me quedaban mirando como si se hubieran visto al espejo en setenta años o, en el caso de los de nuestro palo, una visión espontánea de la suegra que aparece pa arengarlo. Todas sus propias fantasías se corporeaban en miedos ajenos pa escupirse sobre mi cara en blanco con el envión del espanto y la indigna negación. Me fui quedando sin un peso.

Y me fui quedando muy solo.
Vendí mi casita chiquita que tenia en mi argentino país, en González Catan, y con los últimos pesitos que me pagaron por aquél chaperío me compre un pasaje al paraíso.
Guardé el boleto de avión como si fuera la última foto que tuviese de mi buena abuela y me fui a vagabundear por el mundo buscando un lugarcito que me acogiera con más simpatía. La mishiadura me llego después de unos meses, cuando estaba en Italia. Ya no tenia un peso o, mejor dicho, un euro en los bolsillos pero, eso si, graciaDio que yo estaba de legal. Porque tengo mi pasaporte italiano heredado de mi abuelo que se llegó a la Argentina, en la época que todos se nos fueron de las Europas, pa hacerse la América. Así que me transformé en un mendigo veneciano, orgullosamente legalizado con doble ciudadanía y a mucha honra. Mi falta de titulo no quitaba mi erudición acerca de la traición y las tretas callejeras. Descalificado y expulsado del trabajo dentro de las gentes escapaba de las oportunidades que me ofrecían las bestias. Solo me quedaba la buena de Dios pa salvarme del crimen y la locura. Dormía en las calles y las pocas monedas, que alguno me tiraba, eran mas pa rellenar sus culpas que pa mantenerme con el estomago sin crujir. Así era Venecia y sus máscaras. Me sentaba, de día, a estropearles la foto al lustrado turista con mis trapos y una manta en el piso, cerquita de las escaleras, pasando los puestos de los artistas pintores y, como el último artista en su ramo, ponía un cartelito compadrito que me presentaba al transeúnte con mis facultades bien dispuestas de laburador especial, diciendo -:


“POROTO DEMENTE KLEIN SERENGUETTI” VIDENTE.
OJITO A LA ESCALERA
USTED NO SE CAIGA AL BAJAR.
PUEDA SU VIDA CONTINUAR.
PA BIEN O MAL YO LE CANTO MI PREDICCION.
Y USTED NO SE HAGA EL TURRO ME DEJA SU COLABORACION. TANTE GRAZIE!


Algunos locos venían. De esos siempre hay alguno que vuelve por más.

Iba tirando con las changas y la gente no se me escapaba tan rápido porque, por suerte, andaban ausentes en mi mente las visiones de muerte o desgracia.
Pero hubo un día en el que sucedió, y volvió a mí el vocero infernal con visión inmediata ante un destino inminente y fatal. Desde ese día ya no pude, o no quise, leer el destino. Nunca más.
Fue el día que le dije a un cincuentón que pasaba por la vereda, donde tenia mi puestito, que tenga cuidado al bajar la escalera que iba a quedar duro como rulo de estatua y solo Dios se lo iba a peinar.
Mi discurso no era erudito, si mi esencia.
El tipo me miro de arriba abajo, me tiró dos monedas de lástima, porque yo me doy bien cuenta las razones del tiro de las monedas en mi gorra. Cuando te las tiran de lástima apenitas que te miran, desde el borde de los ojos, y te ponen una sonrisita de compasión y nos les ves mas ni el pelo. Bueno, cuestión que el tipo también me putió de arriba abajo en tono bajito, como masticándose las palabrotas en el sabor amargo del recorrido que iba desde mi puestito hasta las escaleras, unos doce pasos. Y al bajar las escaleras se resbaló y se cayó golpeándose la nuca en el borde del escalón. Fue en aquel instante que el tiempo se me paralizó en el corazón. El único testigo y el único adiós.
Cuando me miró.
El viento y la muerte cerraron los ventanales y sus ojos que, vacíos ya, me dejaron.
No se le movió más ni un pelo. Dicho y hecho. Espichao, estiró la pata. Se murió al instante y yo se lo había advertido. La gente que había escuchado todo me miraba espantada, como echando maldiciones en chispas que quemaban mis pestañas, y, por supuesto, luego del evento ocurrido se retiraron como extraños, sin ayudar a nadie y hablaron de lo sucedido por el resto del día, la noche y, seguro también, los días que a estos siguieron, llamaron a sus parientes lejanos pa ponerlos al tanto, en amarillos detalles, de las adaptaciones personales de la historia.
Entre mis ideas curiosas se me ocurrió pensar en la idiotez de aquellas gentes que, por donde sea que estemos en este mundo, nunca se atreven siquiera a echarle una mano al pobre recién estrenado difunto pero son los primeros en vomitar, en su gesto anfitrión, a los inadvertidos compañeros de café sobre los asquerosos detalles tristes de su espeluznante experiencia en vivo.
En cuanto a mi, traté de acercarme a ese hombre, con un dolor incierto en mi vidente alma y un la pucha digo en mi corazón, cuando justo, la policía, este carabinieri, me patinó el trasero de mi puestito jurando que me rompería todos los huesitos si me volvía a ver con mi sucio cartel y mis miserables predicciones y, ahí nomás, me dejaron sin paz como un sonámbulo sin noche.

Desde aquel día deambulo por las calles y robo solamente cuando ya no queda pa pagar el cuarto o la tripa me chilla tanto que le tengo que tirar un pedazo de carne. Mucho no afanaba, digamos.
Cuando le robé a Julia, el robo memorable que afectó mi vida en todos los planos que cualquier mina o tipo se pueda figurar, quedé hecho un duque por un tiempo más que largo, sin apenas imaginar lo que aquel robo iba a significar en mi vida. Sin apenas intuir que todos mis mapas iban a perder su división política.
Me daba la buena vida mientras pensaba que haría de mi futuro. Mi rutina diaria se compuso muy a mi gusto a partir de aquel momento. De recostarme bajo el puente Rialto, medio encanutado entre las gentes pa que no me fajen los de la poli que se acordaban de todas las caras que habían fichado alguna vez y me tenían bien junado, con un panini de crudo y queso por los mediodías, a darme una vuelta en góndola con mi ticket pago por las tardecitas; hacer algún mandado a las señoras de sus casas que me tiraban una propina pa mantenerme activo en lo laboral y llegar a mi cuchi, como le llamo a mi novia de todas las noches que me encierra y contiene entre sus viejas humedades y, en silencio tuerta me mira desde su única ventana, siempre fiel mi derruido cuarto, mí cuchitril. Mi cuchi y su catre, nada mas pa soñar un rato con el futuro por el resto de la noche. Eso si, malgastar no. Nunca me quise comprar una joya ni nada de eso, tampoco es cuestión de andar llamando a los ladrones.

Lo que me hacía tan gordo el pecho de contento es que había dejado de robar. Administraba mis ahorros. Digamos, los de la pobre Julia, que me cedió involuntariamente sus pertenencias, y estaba hecho un pordiosero aburguesado. Ya me aburría pero no quería ponerme a leer la suerte porque me daba un chiflete de frió en la nuca del miedo de lo que podía decir, a ver si todavía me echaban de patitas de la bella Italia y volver a Buenos Aires no estaba en mis planes todavía ya que, allá mijo, la situación no esta pa chiquitas y mis recuerdos solo me vuelven a patear duro.
Ahí el que te roba ya no tiene oficio, de chorro a carnicero, te corta el pescuezo aunque no tengas ni un peso, por mirarlo nomás, hasta a mi me da miedo andar lidiando con las nocturnas bestias peligrosas de la calle porteña.
Y no hablo de aquellos tiempos de cuchilleros. Hablo de las villas y sus manejadas miserias. El muerto de hambre poco piensa, por el pancho y la coca todos hemos bailado. Es que el hambre nos embrutece y, cuando la necesidad es grande, pasan cosas como las que nos pasan a los argentinos. Tristeza me da, viejo. Tristeza.
Ya volveré, aunque las cosas no cambien.
Ya volveré cuando me organice un poco y vea que changa puedo hacer yo allá pa no andar quemando ahorros. Quizá algún cartonero me invite a formar sociedad sin organizarme demasiado, nada de amigos mayores ni jefes sapitos que cortan la torta, que todavía me llaman honesto por las calles bravas de mi desteñida y vieja, desnuda y avergonzada, proxeneta y porteña entrañable cuidad.
Cuestión que ya me estaba aburriendo de la vida burguesa. Necesitaba, como todo burgués, buscarme un hobby. Se me dio por la lectura.

Que fenómeno, de las cosas que me fui enterando. De la gripe aviar que le llaman, y a mi no me agarran con esa patraña inventada, de que no se fuma en toda Italia dentro de los locales, de que la princesa esta la Lady Diana había espichado. Bueh, un fenómeno lo de la lectura aunque no siempre encontraba noticias frescas en la revuelta matutina de tachos de basura. La lectura fue llenando mi vida, me fui enculturizando como le dicen. Me ponía al día con la historia cuando iban haciendo limpiezas en las peluquerías y todas las viejas revistas iban a parar a la veredita, por ende, a mi sed de cultura.
Un día, tirado en la cama, mirando el cemento gris de la vista de mi ventanita del cuarto abrí el cajón de la mesita de luz y encontré un libro viejo.

Bueno, no tan viejo, mas bien diría, muy usado. Mucho por los libros no se me dá porque son muy largos y, quien sabe, si me tengo que ir de raje y me queda la historia inconclusa así no se vale la pena ni de leerlo.
Por esta razón que me extrañaba que yo mismo, Señor Poroto Klein pa los entendidos, tuviera un libro entre mis pertenencias adquiridas. Ahí me acorde al instantáneo. ¡Era el libro de la flaca esa que me hizo un rico tipo!
Le fui dando a la lectura de aquel libro y lo que pasó fue que, desde el momento en que apoyé mi mano sobre aquel libro y leí su primera página manuscrita, no lo pude largar nunca más y mi vida temió un rumbo desconocido…

"Dedicado a nadie excepto que Ud. lo esté leyendo..."
Esta historia comienza, casi, en el mismo instante en que el aire de mi garganta se anuda, de sorpresa, ante el principio del fin.
Cuando me pongo a contarla me suspendo, entre letra y letra, a recordar los hechos y el pulso, disimuladamente, me tiembla por fuera ante la inconmensurable carga que se balancea como un balde furioso que rebalza por dentro. Y me sigo preguntando ¿Cuando llegará el día que se rompa de una vez el silencio inerte casi inmortal que parece existir en determinadas regiones de este mundo en cuanto a los derechos humanos que, a pesar de intentos aislados de gritos de personas valerosas, sobrevive tapado por el maquillaje y la decoración de utilería que ofrecen los enceguecedores encantos de esta vida moderna y por la soberbia, brutalidad e incongruencia de los valores sociales, humanos y religiosos de determinadas culturas? Sin relación aparente, mi anterior pregunta y la historia de este diario están íntimamente ligadas. Saltando entre mi vida personal, mis recuerdos y mis experiencias actuales trato de buscar un cambio de vida, de rumbo, de pensamiento.

Un camino. De esto, uno se dará cuenta, intuyo, al transcurrir de los relatos y contagiando a las propias vivencias e interpretaciones si, algún día, alguien, aparte de mí, llega a leer estas páginas. Será como una señal y lo escribo pensando que le hablo a usted, lector, que compartirá en silencio el detalle de todos mis secretos y, quizás, también haga juicios de valor o quiera venir a rescatarme…
Pero todavía me falta contar la historia, que tiene sus intrincadas idas y vueltas entre el tiempo y la fantasía, la realidad y los recuerdos. Dedico estas páginas al lector que encuentre mi diario, si alguna vez se pierde, y, asumiendo mi naturaleza despistada, me adelanto compartiendo con usted mis experiencias.
P.D.: Si encuentra este diario y no me lo devuelve entonces simplemente léalo...

Así había empezado mi lectura, con esa introducción y dedicatoria en primera página. Sentí que era justamente yo la persona que debía leerlo, como una señal que, en mi camino, daría un vuelco completo a mi vida. O estaba un poco loco y aburrido. Pero como siempre digo, que yo no soy un ladrón chorro por naturaleza, no. Y mi virtud de la videncia venía acompañada de mucha observación. No tuve el lujo de una educación pero tenia esa sed de aprender y un cacho de cultura, como le dicen, guardado ahí en remojo que me volvía a brillar cuando se me estimulaban el seso, claro mijo.

Lo que me pasó a partir de que abrí ese libro fue una cosa que no tiene descripción. No podía parar. Y no quería parar. Esperaba cada día a que el sol amigo se rinda y baje para correr a mi cuarto a cenar la otra mitad de mi panini, en la cama, y seguir leyendo aquella historia adictiva que me fue atrapando y absorbiendo lentamente por completo. El libro hablaba de la vida de una mujer y esa mujer se llamaba Julia. Era ella, la misma que el destino hizo que ilumine mi vida. Y el libro, era su diario.
Abriendo la página…
(Continuaremos)


Simple eternidad

Hermosa mujer de cómplice huida.
Sensible, incondicional.
Compañera que abriga,
con todo su caudal,
mis recuerdo, mis comienzos,
mis brazos quebrados de desaciertos.
Nuestras ebrias alegrías
de aventuras compartidas.
Tus cambios, los míos
solo alimentaron los ríos,
dándole fuerza en su andar,
en busca del más puro mar.
De paz sincera y mirada tranquila,
de vino y charla, y nuestras almas
siempre se abrazan con calma.
Agradecida de ir a tu mano en esta vida
Mi mágica, fiel y eterna amiga…

jueves, 16 de agosto de 2007

Abrazo nocturno

Fantaseaba con buscarte y te sigo encontrando.
Creo que quise encontrarte y he salido a buscarte
entre la noche escrita, el humo, mis silencios.
Tu paso tranquilo, lejano, sigue
la inspiracion del ultimo respirar.
Si yo te busco, vos me encontras?
Y tarde, sin ojos te miro, ahi vas...
Secreto, mio y ajeno, en la lejania,
mi deseo quiere abrigar tu mueca,
dejarte rozar mi peca,
cambiando el frio por el dar.
Dos cuerpos de este mundo
comienzan, sin rumbo, a rodar.
Me alejo entre ruidos de coches,
caras, caretas y eternas noches
que nunca podran contemplar
la luz encendida, en mi vela,
que rie en su llama y tenue se desvela
cuando, sin permiso, se atreve tu amar.
El fin de la llama encendida
colorea tu piel en mi memoria.
Mi pasado en blanco y tu sin historia
se desescriben en la huida
complice, lenta y atrevida,
del encuentro de tus manos
descubriendo mis vanos.
Con el calor del frio me abrigo
en tu piel intermitente.
En la noche te pensaba buscar,
mientras el momento se enciende
en mi vela inconclusa y, ahi estas,
diciendo si yo te busco,
vos me encontras.
Y si vos me buscas,
yo te encuentro!

El desencuentro de la noche tiene cara
de ser la misma igualdad
aquella que nos separa...

martes, 14 de agosto de 2007

El timbal

Golpe sudado,
extasiado y liviano,
pagano,
rezando
y besando
la tierra.
Y se quiebra
de canto
en el canto
que raja
tu faja
insensible,
temible,
inadvertida
y dormida.
Ante el rugir
de este latir,
inevitable,
retumba su humanidad
a la temblorosa y gris ciudad.

viernes, 10 de agosto de 2007

Domingo..bingo

Mejor no nos veamos el domingo,
ya tengo yo mucha mentira que hacer
Vaciada decadencia, me voy al bingo
o me mori, o ya no voy a nacer
Solapada entre tu corta verdad
oculta, en tu pecho abierto.
No quiero ya tener piedad
del sucio carton sin llenar, desaciertos
como embrujos me acechan
no quiero siquiera despertar
en tus malignas caricias, delicias que desechan,
con tu miel, el juego de abandonar
y corro, como aquellos lamentables, dejados
ilusos, abandonados de mentira

y llenos de filosas fichas, de brusca ira,
conscientes hipocritas ilusionados
apuestan bingo de sus vidas,
basureando tinta carmesi en sus alas heridas
de catarsis sangrandole a cartones marcados.
Saco de mi retina, tu "altamira"
con valiente cobardia, arrastrando del pasado
alguna mentira que hacer y alejarme de tu lado.
Felices sueños, feliz domingo,
muere mediocre el deseo, chau...me voy al bingo

Misterio de luna

Dejas tu huella en la arena
y volves a la corriente
de bestias, mares y ballena
luchando contra tu vientre
Acaricias lo profundo y mojado,
enojado y revuelto con tu oleaje
envuelto, explosivo o despojado
haces trizas el fruto de tu brevaje
Eterno elixir que destruyes salvaje
de miedo y furia en ese viaje
que deja romper en la corriente
la duda mortal y ausente
del recuerdo negro, profundo
tu lejania mojada de mar
espuma mi arena de mundo
sabia de tu venir y de tu andar
calma entre tu bravia
esta tierra es mia
se entrega por igual a recibirte
secar tu costa, vestirte
cuchareandome a tu espuma
desde mi arena y la luna
que alumbra el secreto par
de tu pedir en mi dar
rompiendo mi quietud serena
regalandome tu furia a la orilla
espumante sobre arena amarilla
que descansa con tu andar
inagotable, oscuro, eterno y curioso mar.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Mientras vas...

Mientras vas
Iras
Por el camino soleado
Con tu cola en mi tejado
Ronroneando como un gato
Me regalaste un retrato
Y te miro bien seguido
Con tus ojitos dormidos
Despertándole a mi alma
Tu suave calma
Palabras que son
Amores, en el don
De aquel y buen corazón
Que abriga tu andar
Noche y día
Bicicleta y melodía
De tejado recorrido
Regalando distraído
Tu esencia, y al caminar
Ya dejaste huella
Al pie de mi ventanita, aquella
Que beso tu singular
Paso firme, y al andar
Dejas perfume y recordar
Mientras que vas
Iras
Y ya estas yendo.

Mas perdido en bombacha e Gaucho...

Y así arrastrao por el viento
Martín Fierro viajo en el tiempo
Adentrose redepente
En la city porteña y su gente
Que sin tapujo y con dulzura
Le han mostrao nuestra cultura
Este quedo gaucho asombrao
Con los modelos cambiao
Arremtiose Fierro valiente
En una noche diferente….

(Cayo en el presente de un viernes de medianoche por alguna calle del centro….)

YO NO SE MUCHO DE CENTRO
PERO ACA MESMO ME PONGO
A DAR PATA, CALLEJERO
AL PULPERO MÁS CERCANO
EL INDIO E LA PUERTA DIJO:- ADENTRO”
Y APUNTANDO UNA CATRERA
ME DIJO “YO SOY EL CHONGO”
PASA, PASA...SOY TU HERMANO
QUE GAUCHO, PENSE, EL CHAMIGO
CHARABON DE GESTO AMABLE
CONFIANZUDO ADENTRE AL BARZUCHO
BOQUIABIERTO ESCUPI EL PUCHO
CUANDO OI “SOY TRAGASABLE”
Y ME DEFINO PASIVO

INDIO DE ARMAS, PERO INDIO DE PAZ!
EN MEDIO DESTE MUNDO REVUELTO
LE INVITE LA BIRRA A DON CHONGO
QUE NOMBRE TAN SINGULAR
LE DI 100 COBRES, SE GUARDO EL VUELTO
Y ANSINOMA ME INVITO PATRAS
VUELTO EN MANO, SONRIENTE DIJO VAMO A JUGAR
Y ENTUSIASMADO DON CHONGO PREGUNTO:- COMO ME PONGO?

PONETE EN PEDO CHARABONAZO
QUE PA ESTO YO HE VENIDO
CONTAME TUS AFLICIONES Y ALIVIANEMO LA PENA
Y JUGUEMO CHONGO AMIGAZO
ME SIENTO MUY BIENVENIDO
SILENCIOSO Y SONROJAO, ME PUSO CARA E NENA

MI AMIGO, NADA DE SABLE O CUCHILLO
CANTEMONO UN ESTRIBILLO
JUGUEMOS CARTAS O A LA TIMBA
QUE ESTO E COSA E MANDINGA
LA NOCHE UN AMIGO ME HA DAO
RECIEN, SOLITO NOMA, YO AHÍ PARAO
Y VO, A UN ESTRANIO DISTE ACOJIDA
EJEMPLAR, COMO POCOS HACEN EN VIDA

-SOS RE TOP, CHE, SOS EXTRANJERO?
ME RE CALIENTA TU DISFRAZ
VENI, VAMONO PATRAS
QUE TE ENSENIO EL AUJERO
Y A SU AUJERO, NOMA, ME LLEVO
AL CORAZON DE SU BAR
PABAJO AL SOTANO, UN CUARTUCHO
Y ME EMPEZO A SUSURRAR
GRINGO LINDO APLICA VO
YO SOY PASIVO PA AMAR
AL MI GRITO – NO TE ESCUCHO!
ME DIJO “TRANQUILO FIERA”
ESTE CHONGO ES TODO TUYO
Y ME EMPEZO A MANOTIAR
SE ADENTRO EN MI CREMALLERA
Y YO GUAPO, MANDE- DE ACA HUYO!
VO TAS EMPEDADO MAL…!
FORCEJEANDO CON DON CHONGO
QUE RARA EMPEZO LA AMISTA!
ENTRE LA BIRRA Y EL HONGO
QUE ME HA DAO PA PICA
SE ME NUBLO HASTA LA VISTA
EN ESE BAR POR RECONQUISTA

Y LA MEMORIA ES BORROSA
DE AQUELLA NOCHE AZAROZA
PA QUE LES VUA YA A CONTA
QUE ESTE GAUCHO YA TA VIEJO
MAS LA MODA ME A AFECTAO
PERO GUAI…QUE NO ME QUEJO
QUE NO SUFRO LA MISIADURA
Y HASTA ME HAGO UNA MANICURA
Y SI UN DIA ME REBELO
ME CAMBIO EL COLOR DE PELO

DE MI CABALLO HA QUEDAO TIMIDAMENTE UN ARNES
QUE EN DE REMATE ME LO HAN TRUEQUEAO POR UN MP3
TAMPOCO ME ANDO YA CON EL PONCHO Y DE MALON
PERO VENTILO VISAGRA, ENTRENANDO EN MEGATLON
Y DE AHÍ A STA FE Y PUEYRREDON
A JUNTARME CON EL MONTON

HOY SENTADO EN MI BANQUETA
CASI OLVIDE AQUELLA HISTORIETA
CON LO LUJO DESTE MUNDO MODERNO
ME PONGO EL AGUA NEL TERMO
Y MATEANDO, VUELVE EL RECUERDO
DEL PRIMER AMIGO DON CHONGO
CADA VEZ QUE LE ADENTRO DE UN SORBO
A ESTA BUENA YERBA DE PALO EN PORONGO.

Y SI HAY ALGUN EFECTIVO
POR CHAMULLARLES EL CHIVO
ASI AL PASAR, MI CONSEJO
TE INVITA ALEGRE ESTE VIEJO
QUE DE TODO YA HA PROBAO
SI PORONGO RIMA CON CHONGO
Y LA MEJOR YERBA ES DE PALO
NO TE ME HAGAS MAS EL MALO
VENI SENTATE A MATEAR CONMIGOQUE NO HAY YERBA EN ESTE MUNDO
QUE SUPERE “ESTA” CHAMIGO!

Bendita incertidumbre

Encantador de estrellas
dibujante de la noche
pasados ciegos, derroches
y tus letras tan bellas
tu cara efímera acosando
mi pregunta desnuda
de respuesta blanca, muda
quieta y nueva, esperando
de tus agujeros negros, la más bella
luz brillando en la certidumbre de tus huidas
acariciando el sabor de mis intrigas
quien será el y quien es ella


(la pregunta me sonrie desde un inesperado viernes)

Perseverancia eufemista

Mirada diferente de extraño con sabor
a conocido y me olvido de aquella
pena que le llueve a mi calor
mojado doliendo en su querella,
el sol de una simple tarde
nos abriga a todos por igual
al difunto, amante o al cobarde
al que nos critica, o a su corresponsal
aquella eufemista moral
que disfruta y calla, o arde
en tus ojos esclavos y tristes
que solo ves aquella prenda que no vistes
por eso tu alma no duerme de ira
y tu sensatez aun de gira
y tu traje empañado cada noche
tirotea algún reproche
busca abrigo en la tela que elegiste
tu desnudez hambrienta
me grita a tu puerta abierta
justificando solo el derrame de miel
de tu corazón que se relame
los poros saturados
que con punzante lanza visten
de necio cazador sangrando, tu piel.

martes, 7 de agosto de 2007

Dejalo ya...

fabrica tus amores baratos
a pedido, desacatos
de los que no renuncian
en el olvido a dejar
pasar, y anuncian
el triunfo ciego
al aniquilar
el instante del deseo
que dormido, aleja
la locura y vieja
se arruga y no veo
tu sentido al tironear
la cuerda gastada
queriendo volver a amar
vistiendo tu excusa usada
la matas para volver
a desenterrar tu llaga
loca te vuelve a doler
tu mentira embriagada