miércoles, 19 de septiembre de 2007

sueña que sueña

Sol cayendo en el parque centenario, mientras corría esa nena, antes del atardecer, salteando a los viejos de la plaza para ir al encuentro de su padre apuesto y generoso que, entre brazos abiertos, la encierra en su diminuto mundo de felicidad.
Cuando ya es tiempo la desprende, con la delicadeza de quien saca de su piel la cascarita de sangre madura, y la sienta a su lado. Ella le sonríe y el universo es tan chiquito y exquisito.
Por su eterno abrazo, ella correría mas rápido que una flecha. Su sonrisa es belleza pura, como la espuma en la arena y el arco iris en la tormenta. Su rodilla machucada y el vestidito tan celeste. Y su mirada.
Se aleja, juega y vuelve, corriendo, a los brazos plenos de su universo simple. Asoma una estrella y, de la mano, la noche mientras ella se duerme en los brazos de su padre.
Entre caricias de abrigo y su mundo tan exquisito, chiquita y dormida ella, sueña que sueña que quiere ser grande...

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