martes, 18 de septiembre de 2007

...

Tu media, agujereada, naranja, en el chapuzón
pasajero, de mi jabón de ilusión, te lava.
Hoy, en la cocina una copa, de ayer, vacía.
El perfume para la ropa y una cobija tendida.
Mis manos de aguja e hilo hilvanan un te de tilo.
La boca que teje la trama, cerrada, que no derrama
su gota y traga, callada, mirando la cobija mojada,
goteando su abrigo en el piso frío de mis pies
desnudos se secan con el trapo, tirado al revés,
de un corazón remendado y mas agujereado.
Como el flechazo del aquél angelito malvado
que atravesó el agua del jabón, la cobija, el tilo,
la trama, la cocina y el perfume para la ropa.
Aparece en el aire de la noche, bebiéndose mi copa,
robándome todas las palabras, quitándome los hilos.
Y que aun hoy merodea, apoderado de mis silencios.
Desde que rompió tu linda media, aquella vez,
Que me disparó, sin consideración, a tus pies...

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