domingo, 7 de septiembre de 2008

El glamour de la intimidad

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Un testeo de sintonía es un constante “verificador” de la calidad de la comunicación. Es lo que ocurre entre el hombre y la mujer. Atravesamos calles, ciudades y mares en busca de aquella otra persona con la que podamos establecer una sintonía de impecable calidad. Cuando nos conocemos poco y nada, debemos atrevernos a probar y dejar probar. Queremos la sinceridad ante todo, entonces decidimos dejar ver aquellas practicas costumbres que todos tenemos y que hemos constituido, felizmente, a través de los años de convivencia con uno mismo. Costumbres como cuando el, volviendo del restaurant con ella, abre la puerta del auto y le pide a ella que le de, de la guantera, un enjuague bucal que utiliza “ipso facto”, mientras ella lo mira con desconcertada dulzura y, luego, el auto abandona el estacionamiento dejando un simpático charquito! O cuando ella tiene un bolso enorme en el que lleva un juego extra de medias, ropa interior, artículos de tocador y, cuando el la pasa a buscar a la salida del trabajo le explica que la falta de tiempo no significa que ella no pueda encontrar un toilette en donde optimizar unos “organizados cuatro minutos” para lucir esplendida y fresca! Todos adoramos el “glamour” de las citas, pero tratamos de hacer las pases con uno mismo y con el otro. Aun así, esas pequeñas verdades que uno va descubriendo del otro quedan levitando en el aire de las ideas y permanecen. Permanecen, se asientan, se ramifican! Y luchamos por seguir siendo auténticos y no perder la magia. Mientras, cada día, vemos y dejamos ver más. El “glamour” se reemplaza por una salsa bolognesa casera compartida y la pasta se amasa de a dos. Entre la complicidad de la intimidad y los días, ella le lleva el enjuague bucal en la cartera y se lo pasa antes de subir al auto, y el guarda, en la guantera, un estuche cosmético y desodorante femenino en el auto, para que ella no tenga su bolso tan cargado en la semana. Pronto el le pasara los pañuelitos en la cama y ella sacara las medias que el entierra dentro de la cama, día tras día. Triunfo. ¡Viviendo el secreto de la verdadera intimidad! Mientras, en la cama, la película nos muestra dos personajes perfectos que despiertan nuestros más oscuros placeres. Y, en el trabajo, el fantasea con la secretaria y ella, platónicamente con su jefe. La fantasia debe fluir! De todos modos, queremos volver a casa. Con el paso del tiempo el rito del dormitorio esta constituido por pijamas, carilinas, entierro de medias sucias, rascadas de espalda y algún vestigio de salsa bolognesa compartida. Nos bajamos del “tunning” de los tacos agujas y la corbata de etiqueta “negra”, sacamos del freezer el helado, ambos en camisetas y volvemos al frecuentado monoambiente multifunción: ¡la cama! De la cocina al dormitorio, charlas, cenas, películas, lucha de almohadones y un helado compartido del pote. Después de todo, el verdadero "glamour" y más dulce postre se disfruta de la magia que la intimidad colorea entre las sabanas donde, si tenemos suerte y alguien a quien amar, siempre encontraremos una “cucharita” para saborearlo.

1 comentario:

marielita. dijo...

"De todos modos, queremos volver a casa"... cuando tenemos, quien nos sepa indicar el camino de regreso.
Y cuando no, tratamos (como podemos...) de interpretar las marcas (nuestras marcas).
Porque todos, todos queremos volver.
Volver (a empezar).