jueves, 17 de abril de 2008

la niña y yo...

Detectando el sabor fresco de un beso,
que estará escondido doblando la esquina,
voy siguiendo el tibio aroma de sus pasos,
y ya reconozco la sonrisa de esa niña.
Incansable, soñadora y tenáz.
Rebelde, insoportable de vida!
Mi niña, despeinada, se cree capáz
de evitar su acostumbrada huida.
Por años corrió por las veredas, a buscar
cual fuera la mas real sensación de amar,
remendando el vestido, mi niña, mil veces,
creyó que su esfuerzo le traería, con creces,
el secreto minúsculo escondido en los besos.
Detrás del ideal, solo fueron blancos recesos.
Sigue corriendo, despeinada, ayer y hoy,
su ingenuidad me sigue y yo, con ella, voy.
El tiempo invencible siempre aguarda a la esquina,
esperando que doble, esta vez, la niña incansable,
que de puros años y sueños fue corriendo vida,
salvaje y sonriente ante aquel hombre amable
que hoy se le acerca con su aire fresco, y no sabe
que la niña y yo seguimos buscando, cada día,
salvajemente, el oxigeno, el beso mas puro y mas suave
que la arranquen, a tiempo, de su eterna, rosa y fiel huida.

7 comentarios:

Unknown dijo...

No te hagas eco del gris de la calle,
del lento correr de las horas,
de lo pesado que suelen caer las lagrimas.
Resplandece, sacale brillo a tu coraza.
Brilla siquiera por un momento,
que nunca se olvida el nacimiento de una estrella.
No te dejes llevar por el río de silencios,
que arrasa a la ciudad mientras descansa su sueño pesado.
Resplandece, que nunca se borra de la memoria
el fulgor de haber sido (aunque sea una sola vez)
la luz que despabiló el insomnio de alguno.
No tengas miedo.
No sólo se trata de vivir.
Arriesgate, no te quedes afuera
mirando como otro lo hace o esperando que otro se anime.
Dale sentido a este ordinario y aburrido pasatiempo en esta tierra.
Sacale jugo a tu existencia,
Resplandece, vale la pena…

Anónimo dijo...

Cyrano cobarde irrespetuoso y amable,
Que es lo que corre por tus venas?
que ocultas tu identidad y tus penas,
tan bellas palabras desprenden tus alas,
y te sombreas con tu anonima gala,
no acepto el misterio mas que el del hombre,
que, detras, de sus letras...
inmune, se esconde!

Unknown dijo...

El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Aldous Huxley (1894-1963)

Anónimo dijo...

the sound of magic feels in your screaming lips tonight Im just afraid to say it looking at the stars from a busy boring night.

Unknown dijo...

Cuando la noche no tenga más remedio que quedarse dormida,
cayendo rendida sobre los brazos del día.
Cuando estas paredes se derritan,
cuando este cielorraso se caiga a pedazos.
Cuando se den por vencidos los fantasmas del miedo
y se sientan acorralados los más invencibles dolores del alma.
Cuando rabie de celos la falta de solidaridad,
cuando se vea sin empleo el lado más oscuro de nuestra animal desconfianza.
Cuando el espectáculo vulgar del que participamos, sólo por ser humanos,
finalice sin más epílogos que un “muchas gracias, hasta siempre”.
Cuando todos los horizontes se despejen,
cuando la humedad no sea más que el rocío que embellezca nuestra ventana.
Cuando no tengamos más opciones que lagrimear de felicidad.
Cuando se acaben estas ganas de llorar y se desate el nudo que me atraganta,
a mitad del cuello, a mitad de sonrisa, a mitad de vida.
¿serán, todavía, tus ojos cegados de amor y tus labios rebosantes de deseos,
la dulce y justa recompensa a toda esta fatiga, a toda esta agonía, vida mía?

Unknown dijo...

Donde estaba la tierra prometida.
Donde estaba el pan aliciente, reconfortante, redentor.
Donde nacía el amanecer luego de una noche agitada,
donde se respiraba aire y se dormía tranquilo.
Donde estaba el lugar que tanto había estado buscando.
Donde la metáfora más pretenciosa no le llegaba ni a los talones
a la realidad avasallante, triunfadora, salvadora.
Donde recién comenzaban a tener sentido todas las palabras,
ya que cualquiera de ellas gritaba tu nombre,
con fanfarrias, o en silencio.
Donde se arrepentía la Magdalena, donde resucitaba Lázaro,
donde se encontraba la segunda oportunidad y valía la pena volver a empezar.
Donde quedaba paralítico el dolor,
donde se moría de aburrimiento la pena,
donde se le carcomía de nervios el hígado a la soledad.
Donde tus lágrimas eran lagunas calmas que ansiaban mis piernas cansadas.
Donde por fin se terminaba la batalla y encontraba mi sitio en el podio.
Donde los laureles de una buena vez por todas no pasaban de lado,
sino que se quedaban conmigo para hacerme compañía por las noches.
Donde estabas vos (en definitiva) esperando.
Esperándome desde hace tanto tiempo.

Unknown dijo...

Acaso no fue suficiente, para terminar con todo el tedio; acaso el destino, ha ocupado aún más tus horas; acaso mis labios han gritado más allá del límite tolerable?, acaso fue demasiado; probablemente lo sea...