Tu media, agujereada, naranja, en el chapuzón
pasajero, de mi jabón de ilusión, te lava.
Hoy, en la cocina una copa, de ayer, vacía.
El perfume para la ropa y una cobija tendida.
Mis manos de aguja e hilo hilvanan un te de tilo.
La boca que teje la trama, cerrada, que no derrama
su gota y traga, callada, mirando la cobija mojada,
goteando su abrigo en el piso frío de mis pies
desnudos se secan con el trapo, tirado al revés,
de un corazón remendado y mas agujereado.
Como el flechazo del aquél angelito malvado
que atravesó el agua del jabón, la cobija, el tilo,
la trama, la cocina y el perfume para la ropa.
Aparece en el aire de la noche, bebiéndose mi copa,
robándome todas las palabras, quitándome los hilos.
Y que aun hoy merodea, apoderado de mis silencios.
Desde que rompió tu linda media, aquella vez,
Que me disparó, sin consideración, a tus pies...
martes, 18 de septiembre de 2007
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